¿Qué hará la oposición venezolana? Se agota el tiempo para decidir su rumbo antes de las elecciones

Bloomberg — Una candidata prohibida sigue haciendo campaña. Su sustituta tampoco puede presentarse. Y muchos miembros de la fracturada oposición consideran que el aspirante al que se ha permitido presentarse ha sido elegido a dedo por el mismo presidente al que quieren derrotar.

La agitación en el seno de la coalición opositora a Nicolás Maduro, cuyo incumplimiento de un acuerdo para la celebración de elecciones justas llevó a Estados Unidos a reimponer sanciones petroleras el miércoles, ha dejado a la asediada nación en la antesala de una votación en julio que parece prácticamente segura para mantenerlo en el poder durante otros seis años.

Gran parte de las luchas internas son producto de las maniobras de Maduro. El gobierno excluyó a la principal candidata de la oposición, María Corina Machado, y luego impidió que su sustituta se inscribiera, lo que le permitió a Maduro elegir a su propio contrincante: Manuel Rosales, un gobernador y antiguo aspirante presidencial del que desconfían figuras clave de la oposición, incluida Machado, por su disposición a negociar con el régimen actual.

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Pero las desavenencias resultantes en el seno de la oposición también juegan directamente a favor de Maduro.

La Plataforma Unitaria, como se conoce a la coalición de 10 partidos, se encuentra ahora en una posición incómoda antes de la fecha límite del sábado para retirar o sustituir candidatos. Tiene que decidir si apoya a Rosales o mantiene a su candidato tentativo - el poco conocido exembajador Edmundo González- en la carrera con la esperanza de que Machado u otro candidato pueda eventualmente reemplazarlo, según tres personas familiarizadas con la situación que solicitaron el anonimato para discutir asuntos internos.

Una votación dividida esencialmente borraría cualquier esperanza que le quede a la oposición de desalojar a Maduro del cargo que ocupa desde 2013.

“La estrategia de Maduro siempre ha sido la misma: desaliento y fragmentación”, dijo la profesora y consultora política venezolana Carmen Beatriz Fernández. “Lo que estamos viendo ahora con estas luchas dentro de la oposición son ambas cosas”.

Rosales y González seguirán en la papeleta si no hay cambios. La coalición tiene poco margen de maniobra: Solo puede sustituir a González por Rosales o por uno de los otros 11 candidatos poco conocidos y de escasa confianza que se inscribieron con éxito, con la esperanza de que un respaldo de Machado pueda permitir a su eventual candidato presentar al menos un desafío externo.

Pero Machado, que obtuvo una aplastante victoria en las primarias de octubre, sigue creyendo que tiene posibilidades de volver a presentarse en la recta final de la carrera. Funcionarios del Gobierno lo han descartado, pero ella ha seguido haciendo campaña: el miércoles visitó San Antonio de Los Altos, un pueblo a las afueras de Caracas, donde un enjambre de seguidores en busca de abrazos estuvo a punto de bloquearle el paso a un escenario.

No abandones

Maduro, mientras tanto, ha instado a Rosales a permanecer en la carrera, e incluso permitió que su homólogo colombiano Gustavo Petro, un aliado regional clave, mantuviera una reunión con él en Caracas la semana pasada, en un intento de pintar al gobernador como la figura más relevante de la oposición.

“No te rajes, Manuel, te espero el 28 de julio”, dijo Maduro durante una aparición en la televisión estatal esta semana.

El líder venezolano necesita al menos un contendiente creíble para legitimar los resultados de la votación ante los observadores electorales.

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El parlamento de la Unión Europea, sin embargo, dijo en febrero que no reconocerá ninguna votación que no incluya a Machado, y al restablecer las sanciones petroleras, el gobierno de Biden dijo que Maduro había incumplido el acuerdo sobre las elecciones que condujo a un alivio limitado. Casi todos los principales líderes latinoamericanos -incluido el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, un aliado tradicional- han criticado a Maduro por prohibir candidatos.

El régimen también ha proseguido su ofensiva contra la oposición, ordenando la detención de una docena de aliados y colaboradores de Machado. Seis opositores permanecen escondidos en la embajada argentina en Caracas casi dos semanas después de que Venezuela dijera que les concedería un salvoconducto para salir del país.

Rosales tendría que recuperar un terreno considerable en las encuestas para suponer una amenaza tan grande para Maduro como la que podría suponer Machado. Rosales, de 71 años, es un político experimentado en su segunda etapa como gobernador de Zulia, un estado petrolero clave cerca de la frontera con Colombia, pero ha tenido poco éxito en la escena nacional.

En 2006, Rosales perdió ante el entonces presidente Hugo Chávez por 26 puntos, y su popularidad entre los venezolanos está actualmente por debajo del 20%, según una encuesta de abril de la empresa More Consulting, con sede en Caracas. Eso le sitúa a seis puntos de Maduro y a más de 30 de Machado, cuyo 51% de aprobación la convierte en la política más popular de la encuesta.

A pesar de las crecientes probabilidades de que navegará hacia la victoria en una carrera que es poco probable que los gobiernos extranjeros reconozcan, Maduro ha seguido encogiéndose de hombros ante la culpa de los males de la oposición.

“¿Es culpa mía?”, preguntó a principios de esta semana durante otra aparición en televisión. “¿Soy realmente tan inteligente que he sido capaz de dividir a la oposición de esta manera?”.

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